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Otras versiones de la angustia en el niño

por Claudia Castillo

La investigación que hemos realizado en el Módulo Referente/infancia desde el año pasado, se centra en la angustia en la clínica con niños y adolescentes. Creo que fue importante elegir este tema, sobre todo cuando la angustia tiende a desaparecer de muchas de las nuevas descripciones y clasificaciones, en especial en la clínica atinente a la infancia.

Hemos hecho un recorrido de lectura que ha frecuentado bastante a Freud, incluyendo escritos que pocas veces se incluyen en este tema, como La interpretación de los sueños, y luego, hemos seguido con ciertas formulaciones de Lacan, sobre todo de los seminarios IV y V, donde él fundamentalmente pone el acento en las diferencias entre fobia, miedo y angustia en la infancia.

Hemos verificado que, así como Lacan muchas veces retorna al comentario sobre Juanito, también a lo largo de su obra - incluso en el Seminario de la angustia - hay múltiples referencias a la angustia en los niños.

Sin embargo, no podemos desconocer que hay “otras versiones de la angustia en el niño”.En principio, aquellas que acuñaron algunos psicoanalistas de habla inglesa como Melanie Klein y Donald Winnicott. También Ana Freud, que no siempre adopta el sesgo pedagógico como suele creerse.

Inspirados por el libro de Germán García El psicoanálisis y los debates culturales y por otras lecturas, creemos importante incluir asimismo, ciertas versiones locales de la angustia en la infancia y en la adolescencia en autores como Arminda Aberasturi y Aníbal Ponce, respectivamente.

Y como el programa es ambicioso, tenemos el plan de terminar nuestra investigación con ciertas lecturas cognitivistas respecto de la infancia, pero hay que decir que los niños que ellos observan padecen otros trastornos, tales como hiperactividad, ataques de pánico o incluso bipolaridad, pero no se angustian.

Dime qué lees y te diré qué teorizas

El capítulo XI del libro de Germán García antes citado se detiene sobre la figura de Aníbal Ponce, autor poco conocido por las nuevas generaciones; nacido en 1898, alumno de Ingenieros, dictó a partir de 1920 la materia Psicología infantil, en el Instituto Nacional del Profesorado.

En Problemas de psicología infantil -Ambicióny angustia de los adolescentes(libro que recopila los cursos que este autor diera entre los años 1930 y 1931 en el Colegio Libre de Estudios Superiores, en la Ciudad de Buenos Aires), comienza diferenciando la adolescencia de la infancia, la pubertad y la juventud. Llama adolescencia a “ aquel período de la vida individual, que sucede inmediatamente a la puericia, y en el cual la personalidad se reconstruye sobre una nueva cenestesia”(1).

En cuanto a la tendencia sexual en la adolescencia, se trata para él de algo ligado a la madurez orgánica en tanto que el amor tendrá que ver con una personalidad desarrollada. Más tarde dirá: “El adolescente(....)vive por lo menos durante un largo período, en un constante acecho de las cosas sexuales.”

Sin embargo, cree que la curiosidad sexual en los niños, si bien existe, tiene una importancia mucho menor de lo que suponen los psicoanalistas. Señala Germán García que, si bien Aníbal Ponce muestra “solvencia en su argumentación y su actualización bibliográfica”, reconoce la existencia de los psicoanalistas pero comete cierta ligereza con el psicoanálisis.

En cuanto a la angustia, toma la teoría “unidimensional del sentimiento” para definirla como la forma más violenta del desagrado. La angustia es también la más alta expresión del dolor moral. Sus descripciones de la angustia son válidas- la expectativa angustiosa del adolescente porque no tiene los automatismos adecuados a las nuevas situaciones que lo solicitan, el asombro del sexo, ardiente como una llaga en el centro de la angustia- pero las referencias con las que argumenta no le alcanzan para explicar aquello que describe. La mención a la heroína de Wedekind en El despertar de la primavera para explicar la angustia adolescente, muestra, aunque tal vez Aníbal Ponce no lo tuvo en cuenta, la actualidad del Sturm und Drang, como revuelta sensible a los valores de la ilustración, que Sigmund Freud intentó descifrar con su ampliación inconsciente de la razón (el subrayado del capítulo antes citado de G.García es nuestro).

La vinculación de Aníbal Ponce con el marxismo también debe haber tenido influencia en su selección de autores(2).

La otra referencia local sobre el tema de la angustia es Arminda Aberasturi. El origen del psicoanálisis “de” niños en la Argentina de la mano de esta mujer, que no era médica y se convirtió en precursora de ese campo, es por todos conocida(3) .Una serie de preguntas articulan el capitulo del libro que venimos citando:

1- ¿Lo que se designa como psicoanálisis de niños es una práctica de mujeres?

2) ¿Existe alguna relación entre ese deseo de tener un hijo y las técnicas del psicoanálisis de niños?

En relación a la maternidad, Aberastury dice que el nacimiento de un hijo es un desprendimiento que le repite a la mujer su propia pérdida de la madre.

3) ¿Pero para un hombre también pasa esa pérdida por la fantasía femenina de tener un hijo?

La función paternal  pasa para esta escuela por la identificación del hombre con la mujer. Siguiendo a Freud, tendría que haber una fantasía masculina de embarazo (el recorte es de Natalia Ramos en la reunión del módulo del año pasado).

Las réplicas de Melaine Klein a Freud (4) están presentes en la obra de Arminda Aberastury, discípula de aquella, pero también están las referencias a Ana Freud , al mismo Freud, a Ericson, Sophie Morgensten, Winnicott, Piaget, Saussure, etc. (tal vez por eso, su artículo para la revista International Journal nunca alcanzó el standard requerido).

Es cierto, que Arminda Aberastury, como Melanie Klein, se apoya en la “experiencia” y de ésto da testimonio la multiplicidad de relatos de casos que abundan en sus textos.

En cuanto a la angustia, en su ensayo poco citado -”La percepción de muerte en los niños”, dice que estos expresan su temor a la muerte a través de un lenguaje no verbal, pero que los adultos -que pueden hablar- mienten para no enfrentar el problema; la verdad aliviaría al niño y la ayudaría a elaborar la pérdida. De todos modos, los niños que describe Aberastury (aquí cita cinco casos) sienten desolación, confusión y desesperanza, pero no angustia. La ausencia de esta palabra en todo el escrito da cuenta de su orientación o des-orientación, así como de su olvido de Freud, que, pone en conexión muerte y castración.

La angustia en la infancia para algunos autores de habla inglesa

Hay dos autores que todo aquel que trata niños debería conocer: Melanie Klein y Donald Winnicott.

Melanie Klein afirma que la angustia fue el eje de su actuación técnica.

En principio, parece no apartarse de las formulaciones de Freud en cuanto a la angustia, pero rápidamente comienza a diferenciarse.

Hay dos teorías de la angustia en Freud: la primera considera a la angustia como producto de la libido reprimida (teoría económica), la segunda, señal que indica al yo la inminencia de un peligro (teoría dinámica).

La angustia surge cuando algo del orden traumático amenaza con aparecer.

Melanie Klein parte de esta segunda teoría, pero le otorga al concepto de situación ansiógena un lugar preeminente (tengamos en cuenta que en las nuevas clasificaciones casi no encontramos la palabra angustia, pero sí hay ansiedades de todo tipo).

Hay dos puntos clave de la teoría kleiniana de la angustia:

  • Su relación intrínseca con el instinto de muerte.
  • La relación entre la angustia y sus objetos.

Luego habrá angustia paranoide y angustia depresiva , relacionadas con el sentimiento de culpa.

En cuanto a los niños en particular, dice en el “Simposiun sobre análisis infantil(1927): “.(....)todos los que trabajamos en el análisis de niños, estamos de acuerdo con que los niños no pueden asociar , y no asocian de la misma manera de los adultos.(.....)no porque les falte capacidad de poner sus pensamientos en palabras sino porque la angustia se resiste a las asociaciones verbales.” Recordemos sobre este punto el capítulo del libro de G.García antes citado. En su escrito “Situaciones infantiles de angustia reflejadas en una obra de arte y en el impulso creador”(1929)ella discute con Freud respecto de la angustia en varones y niñas encontrando una angustia más temprana que la angustia de castración en los primeros y la angustia por la pérdida del objeto para mujeres. La unión de los padres (pene del padre dentro del cuerpo de la madre) representa una situación de intenso peligro para ambos sexos.

En cuanto a Donald Winnicott, sólo me detendré en un trabajo suyo que integra el volumen sobre Pediatría y psicoanálisis (1931-1952), sin que esto implique referirme a todos sus desarrollos sobre la angustia en los niños.

En un escrito leído ante la Sociedad Psicoanalítica Británica, en 1952, llamado “La angustia asociada con la inseguridad”, él afirma: “ Me parece que existe la urgente necesidad de que insistamos en el análisis del significado de la angustia cuando su causa reside en un fallo de la técnica de cuidado infantil; por ejemplo, la falta del apoyo vivo y continuado propio del ejercicio de la maternidad.”

Para él, hay ciertos tipos de angustia de la primera infancia que se ven impedidos por los buenos cuidados. Al mismo tiempo, describe tres tipos principales de angustia resultante del fracaso de la técnica del cuidado infantil son: la falta de integración (sentimiento de desintegración), la falta de relación entre el psique y el soma, que se transforma en un sentimiento de despersonalización y, finalmente, sentimiento de que el centro de gravedad de lo conciente se desplaza desde el núcleo del ser a la cáscara que lo envuelve. Winicott llega a decir cosas muy extremas, tales como: “sin una técnica satisfactoria de cuidados infantiles al nuevo ser humano no se le ofrece ninguna oportunidad”. Las angustias que surgen del fracaso de la técnica de cuidados infantiles pueden manifestarse a posteriori como amenazas de locura.

Estas son algunas líneas de un trabajo en desarrollo.

Notas:

  • Cenestesia: conjunto de las sensaciones internas del organismo.
  • Ezequiel Luque “Aníbal Ponce: los niños que trabajan”, en Psicología: su inscripción universitaria como profesión (Lucía A.Rossi y colaboradores). Editorial Eudeba, (2001, Bs. As.).
  • Arminda Aberastury comienza a atender a una niña de 8 años que acompañaba a su madre al Hospicio de las Mercedes donde era tratada por Enrique Pichón Riviere. La niña había sido diagnosticada como oligofrénica porque no había podido aprender a leer y escribir. A. Aberasturg vio en ella una expresión “inteligente y angustiada” y comenzó a hablar con ella y enseñarle letras y dibujos (la niña había quedado detenida a partir de haber contemplado un episodio psicótico de su madre). Comienza a atenderla con buenos resultados.
  • Germán García en El psicoanálisis y los debates culturales (Editorial Paidós; Bs. As., 2005). Capítulo XI, apartado “A la inversa”, pág.158 /159.

 

Bibliografía:

Sigmund Freud: Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Conferencia N° 32: “Angustia y vida pulsional” Obras completas. (Tomo XXII). (Amorrortu editores; Buenos Aires, 1979).

Aníbal Ponce: Problemas de psicología infantil y Ambición y angustia de los adolescentes. (Héctor Matera Editor; Buenos Aires, 1955).

Arminda Aberastury: La percepción de muerte en los niños y otros escritos (Ediciones Kargieman; Buenos Aires, 1978).

Arminda Aberastury: Aportaciones al psicoanálisis de niños (Editorial Paidós; Buenos Aires, 1973).

Donald W. Winnicott: Escritos de pediatría y psicoanálisis (Editorial Laia;

Barcelona, 1979).

Melanie Klein: Amor, culpa y reparación Obras Completas(Tomo I, Editorial Paidós; Buenos Aires, 1990).

Willy Baranger: Posición y objeto en la obra de Melanie Klein (Ediciones Kargieman; Buenos Aires, 1976).

Silvia Fendrik: Desventuras del psicoanálisis (Editorial Ariel; Buenos Aires, 1993).

Germán García: El psicoanálisis y los debates culturales (Editorial Paidós; Buenos Aires, 2005).

Graciela Musachi: Nombres del psicoanálisis (Editorial Anáfora; Buenos Aires, 1991).

 

 
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