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La sexualidad femenina

por Débora Fleischer

En 1923, en un agregado a Tres ensayos, titulado "La organización genital infantil", Freud eleva al falo al estatuto de fase, describiendo la fase fálica para ambos sexos como determinante de los avatares del Edipo. Este tema fue tomado en la Escuela Inglesa por Ernst Jones, Melanie Klein y Joan Riviere, entre otros. Pero  influyeron también otras discípulas freudianas: Helen Deutsch y Karen Horney.

Dejaré de lado otras contribuciones, más ligadas al interrogante sobre el goce femenino. Es el caso de Marie Bonaparte. Un cirujano le propone remediar las dificultasdes en relación a este goce  con una operación que acerque el clítoris y la vagina,. M.Bonaparte propone una fundación para permitir el acceso de esta operación a mayor número de mujeres. Es una curiosa contribución al debate sobre la sexualidad femenina.

Por su parte, Lou Andrea Salome  centró su preocución sobre el enigma del goce de la mujer,  en el momento en que el psicoanálisis se fascinaba con el maternaje en todas sus formas. Planteó tambien cuestiones biológicas: la proximidad de la vagina con el recto y el hecho de tener una pared común.

Pero, no desarrollaré, como anticipé, ese eje. Por lo tanto empezaré por indicar que Freud afirma en numerosos textos que la esencia femenina es el masoquismo, si bien en su artículo de 1919, Pegan a un niño, marca que el masoquismo femenino prevalece en los hombres, demostrando su carácter fantasmático.

El desconocimiento temprano de la vagina, la fase fálica para ambos sexos, el masoquismo como esencia de la femeneidad, el pasaje para la mujer de la madre (fase preedípica) al padre, la mascarada femenina, serán algunos de los temas encarados  en este artículo.

Helen Deutsch

Hay una crítica en  Lacan de aquello que en Freud subsiste: la identificación del masoquismo a la expresión de la esencia femenina. Es lo que fue retomado por las alumnas mujeres de Freud en particular por esta autora.

Con respecto a la posición freudiana del conocimiento tardío de la vagina, ella acuerda con esta posición, pero sus argumentos son diferentes. No se sostiene en  las premisas lógicas que Freud intenta establecer, sino en razones también biológicas.

La mujer, dirá, debe descubrir la vagina en su propia persona, descubrimiento que hace sometiéndose masoquistamente al pene, convirtiéndose este último, en el guía hacia esta nueva fuente de placer. La bisexualidad femenina trabaría este pasaje y así el clítoris al retener libido, hace que el pasaje de lo fálico (clítoris) a lo vaginal sea arduo. En realidad- dice Helen Deutsch- la vágina no cumple ninguna función erógena hasta la primera relación sexual.

El promotor de ese pasaje es el pene, que al igual que el pecho de la madre en la boca del niño, libidiniza la zona, recogiendo el papel de la boca en su función oral pasiva de succión. Luego la vagina al segregar flujo y contraerse, permite la identificación funcional de la vagina al pene, como formando parte de su propio cuerpo, permitiendo así superar el trauma de castración.

La vagina se conoce en el primer coito. El pene es el guía que permite este conocimiento. Discutirá con otros autores, entre ellos con Ferenczi, quienes afirman que el hombre realiza el deseo de volver al vientre materno en el coito, sosteniendo que la mujer realiza el mismo deseo identificándose con el niño que lleva adentro en el embarazo. Así el parto sería para la mujer el dominio activo del trauma de nacimiento coincidiendo en eso con Otto Rank. Dirá también que la mujer que abandona la reinvindicación del clítoris, alcanza el fin del desarrollo sexual femenino y llega a ser mujer. El prototipo de la genitalidad femenina será la oralidad (boca - vagina).

Entonces, la sexualidad le permitiría a través del coito superar el trauma de la castración y las funciones de reproducción el trauma de nacimiento. El clítoris es para ella un órgano superfluo que tendría un papel inhibidor.

En su artículo “Las personalidades como sí  Helen  Deutch sostiene que la mujer  que se identifica al  padre  es frígida.  Ya que están del lado del hombre, el lado femenino  está cerrado. Propone no hacer de ésto un síntoma analítico ya que a las mujeres no les molesta , tocando así una identificación muy central.

En 1930 escribe en "La significación del masoquismo en la vida mental femenina" que la vida de la mujer está dominada por una triada masoquista: "castración- violación - parto". Sostendrá que el orgasmo es masculino (debemos recordar la identificación de la vagina con el pene). La mujer femenina no tiene acmé orgástico. La vagina es el órgano reproductor, el clítoris el del placer. Lo esencialmente femenino es la maternidad.

En su Psicología de las mujeres (1945)  hay un capítulo sobre el masoquismo femenino. Allí parte de una  evidencia: "Las mujeres están adaptadas al dolor. Aún desde el punto de vista darwiniano si las mujeres sufren y sufren mejor que los hombres, están más cómodas en el dolor, es porque desde el punto de vista de la reproducción ellas padecen en el parto". Dirá - : "Vemos que el masoquismo tiene un doble rol en las funciones sexuales de la mujer y su función de reproducción: sirve por un lado a la adaptación a la realidad por el consentimiento del sufrimiento, por otro lado un exceso de masoquismo provoca evidentemente una defensa y huyendo de los peligros del masoquismo excesivo, la mujer se desvía de su femineidad."

El narcisismo también le lleva a preservarse de un excesivo masoquismo.

Concluye, entonces,  que hay en la mujer una lucha entre el masoquismo que la lleva a adaptarse al dolor y el narcisismo que contrariamente le lleva a rechazar el displacer.

"Cada uno de los estos dos importantes factores del psiquismo,  el masoquismo y el narcisismo pueden estar en contra de las exigencias de la función de reproducción.

El destino de la mujer en tanto sirvienta de la especie depende de la colaboración armoniosa del masoquismo y del narcisismo."

La puesta en juego es simple, el masoquismo femenino para Helene Deutch, es lo que asegura los fundamentos biológicos del psicoanálisis.

El psicoanálisis descubriendo el masoquismo femenino se asegura que forma parte de la medicina. El masoquismo femenino le sirve a la especie y encuentra su justificación en la evolución biológica del ser humano. Considera peligroso querer separar  el individuo y la especie. Para ella el narcisismo es la autodefensa del individuo contra las necesidades de la especie. ¡Hay que sufrir, es así.!

En H. Deutch se ve el masoquismo descansar sobre la idea darwiniana de la adaptación a la realidad. En ese sentido el parto “sin dolor “es un efecto sugestivo que encuentra sus límites cuando se empieza a pasarlo mal. En realidad no le evita a la mujer el sufrimiento, pero tuvo éxito. El primer uso de la hipnosis podría haber sido ese.

El uso de métodos más eficaces como la peridural dan la idea  de que la adaptación  a la satisfacción de la especie por el dolor es menos aceptada y que no hay adaptación de la especie. La especíe humana, dirá Eric Laurent,  no está adaptada a grandes cosas, salvo a matarse entre sí. No podemos, por lo tanto, contentarnos con decir que las mujeres están adaptadas a la vida(*).

En el capítulo de H.D. todo esta orientado en una concepción del instinto sexual biológico y de una pulsión parcial puesta en su lugar; de una totalidad; vuelve a la pulsión masoquista que Freud dejó como parcial. El masoquismo del lado hombre  definía una variante perversa y del lado femenino designa una esencia.

El trabajo de H.D hace equivalencias: masoquismo/ pasividad; sadismo/actividad para desconstruir la relación hombre - mujer.

Describe luego el camino de la niña luego de la orientación hacía el padre, en el momento donde se produce el pasaje hacía el padre . El momento freudiano por excelencia , desarrollado como la  llave de la sexualidad femenina a partir de 1920 y luego en los artículos de 1930 es la pregunta: ¿Cómo explicar el pasaje hacía el padre?.

Allí donde Freud dice: la niña espera un hijo del padre, Helen Deutch dice que esto es equivalente a pasividad. En el fondo es equivalente decir: esperar un hijo del padre y ocupar una posición masoquista y opone a esto una actividad de acercamiento al padre. Alli quiere corregir a Freud, sin explicitarlo... "Nuestras observaciones nos indican  corregir las hipótesis psicoanalíticas sobre el desarrollo de las niñas ya que se ocuparon especialmente de sus instintos sexuales".

Ubica a Freud, citándolo: lo que ella llama "instintos sexuales" es "esperar un hijo del padre".

" ....Al separarse de su madre, la niña, mujer en miniatura asume una actividad erótica, pasiva hacia su padre, actitud que es el centro del C. de Edipo femenino. Pero olvidamos el hecho de que la primer orientación de la niña hacia el padre tiene un carácter activo y no pasivo, su actitud pasiva es un desarrollo secundario".

Lo que ella llama un desarrollo activo es volverse hacía el padre, en tanto es el representante de la realidad y del mundo exterior donde los niños quieren vivir cuando adultos.

Su idea es que Freud considera que el Edipo femenino está fundamentalmente centrado sobre obtener el falo del padre bajo la forma del niño. Ella lo dice así: de ningún modo el Edipo femenino es volverse hacía el padre e identificarse a él.  Da ejemplos. Dice que Freud describió esto en términos de dificultad pero que esas dificultades pueden ser evitadas.

"Frecuentemente la relación con el padre es desde la primera infancia (relación de identificación), a veces lo es en la madurez intelectual de la niña. Puede llevar a la satisfacción aún si las posibilidades eróticas de la niña quedan fijadas sobre la relación sublimada con el padre. La renuncia de la niña al logro erótico (tener un hijo) no debe ser comprendido sin reglas estereotipadas, una unión padre hija fuertemente sublimada no implica necesariamente una neurosis o sentimiento de frustración y de falta. El logro de la vida no es necesariamente una sexualidad normal".

Ella quiere decir: no hay quizás solo el deseo para las mujeres de tener hijos en la vida. Ella encarna en los años de 1900  la voluntad de no dar prioridad a tener un hijo para una mujer,  sino de ocuparse de sus estudios y de terminarlos.

No existía aún la píldora para retrasar el nacimiento de un niño hasta los 30-35 años. Podemos suponer, dirá Eric Laurent- que  H. D. habla por estas mujeres.

En relación a  Pegan a un niño ella propone  que una alternativa para los varones, es siempre "pegar o ser pegado" y es por eso que son masoquistas. Se trata finalmente de una paliza. Del lado de las niñas el masoquismo es esencialmente que las niñas pueden ser pegadas. En 1930  las mujeres golpeadas comienzan a ser una categoría social.  Pero este masoquismo femenino no esta centrado en una paliza sino sobre en  violencia sexual.

La brutalidad misma, produce la elección del amante violento sobre el mismo modelo que el padre. Finalmente dice: "El padre pasivo, impotente para proteger a su hija., provoca tendencias reinvindicativas.  Es sorprendente constatar que las niñas que se fugan tienen generalmente un padre violento".

Crítica la adecuación entre el padre violento y el hecho de que se provoque la fuga. Ella nota que por el contrario lo que provoca ese padre es la elección de amantes a los que define como "formidables" y por otra parte el padre pasivo provoca fugas.

Así ella introduce un cuestionamientos sobre la posición femenina, estrictamente deducibles del fantasma "una niña es prostituida" que  describe, y demuestra que algunos tipos sociológicos son producidos no solo al nivel de la identificación erótica, identificación sexual,  sino también: "Por mecanismos más complejos...más sociales. El deseo de servir a una causa o a un ser humano con amor y abnegación puede ser una expresión indirecta del masoquismo femenino".

Pone en serie la militante, la heroína de los movimientos ideológicos y al masoquismo Dice: "Las mujeres se juntan para expresar indignación,  se asocian a violentas protestas anónimas y adhieren a movimientos revolucionarios".

Lacan tiene una posición distinta sobre la heroína y la militante, en Encore y a lo largo de toda su obra. Así le escribe a Winnicott sobre su orgullo de saber que su hija está presa por su militancia durante la guerra de Argelia (Laurence Bataille) “Es un gran orgullo para la familia”.

Anna Freud

Nos basaremos en la biografía de A. Freud  de E. Young Bruehl.

Por esta lectura nos enteramos que hubo un período en que Freud analizó a su hija.

"...Freud no le dedicó un estudio individual. Nos orientan los documentos escritos por ella misma, sus poemas y su artículo: Los fantasmas de punición de los ensueños . Fue el primer artículo escrito por A.F. como analista.

A.F. protegió su vida privada, diciendo que ese artículo era producto de su práctica analítica. Solo que lo escribió 6 meses después  de que tuvo su primer paciente y lo presento en el  Congreso Internacional de 1922, para ser admitida como miembro de la IPA

E.Y.B. dice el quinto paciente del que habla Freud en Pegan a un niño solo había venido a analizarse por una cierta indecisión en su vida. Hay muchas posibilidades de que de quién habla sea A.Freud.

A.F. hace referencia a una paciente psicasténica, se está refiriendo a su propio caso. Presenta a una niña que adoraba a su padre...la relación incestuosa se transforma en una escena sadico-anal que encuentra satisfacción como fantasma conciente masturbatorio de punición”.......Es reemplazado luego por historías que aparentemente no tenían relación alguna con historias de punición....si bien admite que los fantasmas de punición irrumpen para interrumpir esas historias agradables....y se castiga ella misma, rechazando entonces refugiarse en esas historias agradables durante cierto tiempo. ...El analista dice que los fantasmas de punición y las historias agradables tienen una estructura semejante....Las historias agradables son con un hombre joven, débil que hace una tontería y se encuentra sometido a un hombre de más edad....finalmente es perdonado con una escena de reconciliación y armonía. La paciente comprende la similitud de estructura....que  esas historias pueden ser intercambiables.

En los períodos difíciles en que se encontraba disminuida en sus capacidades, las historias agradables no cumplían más su función....una conclusión en los momentos paroxísticos de su fantasía, donde el placer era reemplazado por la vieja situación de punición, surgen y la llevan a la descarga efectiva de excitación. Pero esos incidentes eran rapidamente olvidados....La paciente de la  cual habla A.F. pasaba de sus ensueños a escribir pequeñas historias. no tenían  la misma estructura , solo estaban construídas alrededor de los episodios aislados de punición y la reconciliación....quizás era una tentativa de poner apunto a través de la producción poética ,una novela.

Una carta de A. Freud a su padre dice que esta escribiendo la historia de su infancia . Se trata de una historia que se modela sobre la historia de un caballero medieval.”

Las historias de la edad Media apasionaban a A.F. Crea su historia alrededor de un caballero. Esto se junta con la historia de Freud, se trata de una niña que se desvía de su rol femenino para ser un varón.

El ejemplo de Freud es su hija. Lo que llama la atención es la facilidad con que renuncia a su papel de niña para transformarse en esa virgen obediente que será la característica de A.F.

También llama la atención  el fin de análisis de A.F. y el momento en que habla en público para superar sus inhibiciones, su posición no es del orden de la mascarada femenina.

El personaje que muestra Freud se encuentra  con un fantasma de ser castigada antes de poder entrar en competición con otros. Freud tuvo una idea, hacer que Ana frecuente a Lou Andrea Salome para que aprenda sobre la vida, que hable con mujeres para que pueda superar sus inhibiciones. Su tratamiento  fue bastante breve. Invita a L.A.Salome . a pasar las vacaciones con la familia diciendo que eso hará mucho bien a Ana.

Ana le escribe a L.A.S.: ”Estoy muy ocupada, el problema es que la semana pasada mis historias agradables volvieron....si bien ellas fueron analizadas, rotas, publicadas, maltratadas de todas formas. Sé que es vergonzoso, especialmente  cuando me abandono entre mis pacientes, pero es igualmente bello, y esto me da mucho placer”.

Se ve, dirá Eric Laurent, en su seminario, que frente a la muerte de su padre, el fantasma reencuentra  todo su vigor.

Entre 1919 y 1924 Freud radicaliza su punto de vista. Hace del masoquismo no solo un fantasma como cualquiera. lo hace el acceso privilegiado a un real que es la pulsión de muerte.

”.....El principio de Nirvana, que resalta la pulsión de muerte, sufre en el ser vivo una modificación que lo transforma en principio de placer. El  principio de Nirvana expresa la tendencia de la pulsión de muerte, el principio de placer representa la reinvindicación de la libido y la modificación, el principio de realidad representa la influencia del mundo exterior”.

Ninguno de los tres principios es anulado por el otro. Designa al principio de placer como guardián de la vida. ”Así como el guardián del sueño no impide los sueños de angustia, el guardián de la vida no impide la puesta al día del masoquismo en tanto es la relación privilegiada a esta aspiración al principio de Nirvana”.

En este sentido la pulsión parcial, el masoquismo, es la excelencia en pulsiones parciales ya que es la que devela  que toda pulsión tiene una cara de pulsión de muerte.

La pregunta es cómo se sitúa el masoquismo femenino, una vez introducida la pulsión de muerte“... En estos casos en los cuales el fantasma masoquista tuvo una elaboración especialmente rica, colocan a la persona en una posición femenina. “Es por esta razón que llame masoquismo femenino a esta forma de masoquismo en el cual tantos elementos reenvían a la vida infantil”. “Llame masoquismo femenino lo que de hecho no es forzosamente femenino,  reenvía a la infancia, pero  esto tiene una significación: estar castrada, sufrir el coito o parir.“...El masoquismo femenino reposa enteramente sobre el masoquismo primario, erógeno, el placer del dolor.”

Esta posición (1924) es una forma de responder a la pregunta de su hija: de dónde  provienene estos fantasmas, ensueños, si fueron analizados? Es su vertiente totalmente erógena que da cuenta para Freud de la dificultad de liberar a la niña de su relación a esos fantasmas.

En 1924, en  El problema económico del masoquismo, en nombre de una unidad económica, como el placer en el dolor, construye un monstruo de tres cabezas: el masoquismo como excitación sexual que es la perversión, el masoquismo femenino, que es la expresión del ser de la mujer, y el masoquismo moral norma o ideal de comportamiento.

Freud encontró oposición a estas ideas de un ser femenino definido por ese masoquismo, por ese placer en el dolor. Para  Karen Horney y  H.Deutch,  una posición femenina  no esta en la pasividad y el sufrimiento sino en la actividad.

Allí donde Freud reconoce “un niño es pegado” en  relación al C. de Edipo y los fantasmas perversos que le son asociados (1919) Lacan traduce este fantasma como síntoma masculino, encontrando un fantasma en la neurosis de los hombres:  ”mi padre me pega”. Pero el síntoma masculino concierne también a la mujer en la medida en que el componente primario de toda estructura clínica es el masoquismo: la identificación (o no) al nombre del padre lleva consigo una cierta identificación a la perdida de satisfacción prohibida, a la perdida de la madre en tanto objeto primario de unidad.

Lacan denuncia la noción de masoquismo femenino: el masoquismo es un fantasma del hombre o deseo del hombre(Propuestas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina -1958/60)

           

Karen Horney:

(analizada y discípula de Karl Abraham)

Su primer artículo fue  Sobre la genesis del complejo de Edipo en la mujer.

En el ya inicia su polémica con Freud.

Asienta el deseo en el “Orden natural”: se funda en observaciones y material clínico de mujeres. Se plantea la siguiente pregunta: ¿Cuál es el origen de la envidia al pene? y responde enunciando  las desventajas de la niña con respecto al varón que dan origen al penisneid.:  1)el erotismo uretral. La niña desearía orinar como el varón; 2)la pulsión escopofílica que da origen al deseo de verse. Querría verse como se ve un varón; 3)la represión  de deseos masturbatorios de la niña. (Que el niño pueda tocar su órgano genital durante la micción lo autoriza a tocarse - masturbarse)

Su conclusión es que el sentimiento de desventaja no es primario sino que se asienta sobre desventajas reales. El hecho de que la naturaleza a dotado a la mujer del poder de la creación (maternidad) no llega a compensarla.

En la lucha por la simetría: envidia del pene - envidia a la procreación quedan confundidas la mujer y madre. Se hará así  militante  del órgano al confundir órgano con sexo.

La segunda pregunta que enuncia en el texto es si la envidia al pene es lo que genera el complejo de castración femenino.

En su respuesta se adelanta  a Freud en la importancia de la relación primaria con la madre. Dirá en relación al complejo de masculinidad que se sostiene en que el rechazo del padre produce la identificación a él. “Esta identificación viril al padre - dirá no debe confundirse con el deseo de ser hombre, sino de jugar el rol del padre, adoptando algún rasgo identificatorio”

Los pasos serán: Fase de identificación a la madre-->-fase de identificación al padre por su rechazo--->regresión a etapa pregenital.,raiz del complejo de masculinidad. Su conclusión:  “es la femeneidad herida la que da origen al complejo de castración”.

En 1926 escribirá: “La huida de la femeneidad”. Se asienta en un artículo de Simmmel quien dice que la civilización es masculina, el  psicoanálisis la creación de un genio masculino y la teoría el pensamiento esta planteada desde el punto de vista masculino.

Le pasa desapercibido de esta manera  la sutileza freudiana: el falo es reconocido como falta y no como sexo femenino.

Karen. Horney afirmará: hay dos sexos de entrada: pene y vagina y no un sexo único: falo. Hay por lo tanto dos libidos con lo cual  el par masculino/femenino tiene un carácter natural e innato. Se nace hombre o mujer, que será también la posición de Ernst Jones como lo  desarrollaré más adelante.

La atracción heterosexual, la maternidad y el deseo de tener un hijo son así instintivos.

Rectifica entonces sus conclusiones anteriores: califica de primaria la envidia al pene observada por la diferencia sexual anatómica.

El deseo de ser hombre es una formación secundaria por frustraciones en el proceso del desarrollo de la femeneidad adulta lo que es distinto a la envidia primaria del pene.

Del desenlace del Edipo dice: el niño renuncia a la madre por el complejo de castración.

La niña no solo renuncia al padre sino que retrae todo su rol femenino, eso la lleva a una  huida de la femeneidad.

Afirma que hay conocimiento temprano de la vagina y una forma de onanismo tipicamente femenina: las fantasias edípicas y el temor a una lesión vaginal demuestran el lugar de la vagina. Cuando la mujer se refugia en un rol masculino ficticio, su ansiedad vaginal femenina se convierte en fantasía de castración.

La huida es para evitar deseos y fantasias incestuosas: el deseo de ser hombre le sirve para reprimir sus deseos femeninos.

La respuesta de Freud en 1931 es que  si la defensa contra la femeneidad llega a alcanzar tanta energía ¿de qué fuente deriva su fuerza sino del afán de masculinidad que halló su primera expresión en la envidia fálica de la niña y que por eso, bien merece ser calificado con ese nombre?.

En 1932 escribe “El miedo a la mujer” y en1933: Lla negación de la vagina”.

En el primero intentará probar localizaciones  erógenas primitivas en el órgano femenino.

Su preocupación en el segundo artículo es suponer una sensibilidad vaginal primaria.

Sensaciones vaginales - fantasías de violación antes de ningún coito son su argumento.

Su pregunta es entonces ¿ Cómo se inviste la vagina? y su respuesta se sostiene en entender la posición freudiana como ignorancia del órgano.

Señalará que la niña tiene sensaciones vaginales tempranas (a diferencia de Helen Deutsch y del mismo Freud), que hay masturbación vaginal, pero que el temor a la desproporción con el pene de gran tamaño del padre le hace temer ser destruida en un coito edipico ( temor confirmado por la defloración, aborto, menstruación y partos) la lleva a rechazar sus pulsiones vaginales, transfiriendo al clítoris, por razones defensivas, esta libido. Con lo cual para Karen Horney la vagina no descubierta es en realidad una vagina negada.

Para Freud sin embargo la femeneidad no es un ser sino un devenir. La castración es la construcción por donde se busca decir la falta, el sexo femenino encarna lo imposible de decir.

Ante el enigma que la femeneidad le plantea Horney responde: se puede decir todo sobre la mujer. Intenta así dar un soporte  metapsicológico a la castración femenina refiriéndose a la pulsión.

Lo pulsional, sin embargo, queda al servicio de la anatomía. Se pone en juego en relación a la rivalidad entre los sexos. Lo que no tiene en cuenta que el falo no es la causa primaria de la rivalidad. Todo niño fue primero falo, condición entonces universal de existencia.

Castración y muerte se asocian ahí: Existo por haber sido falo para suplir la castración de mi madre.

Lo que muestra la anatomía ¿ puede verse sin una premisa que la precede? Castración es entonces la  diferencia entre falo y pene. Nada le falta a la mujer sino lo compara con ese símbolo de la falta que es el falo. Hay tres formas de situar esto:

no pene = no falo: Mi madre no me ama porque no soy varón.

falo - pene . Puesto que tengo el falo tengo el pene . Convertí a mi madre en madre fálica.

falo # pene. La ausencia de pene no acarrea la falta de goce fálico.

Vemos entonces que tanto para esta autora como para la precedente,  si bien tienen posiciones distintas con respecto al conocimiento temprano de la vagina, coinciden en la preocupación por lo real del conocimiento de la vagina. Hombre y mujer aparecen como datos empíricos, descubiertos en la mujer por sus sensaciones vaginales. Se toma en cuenta las desventajas reales. Esto permite ya establecer una diferencia con Melanie Klein.

Melanie Klein

En 1933, en El psicoanálisis de niños, propone situar el problema en buscar el equivalente femenino de la envidia de castración. Recuerda que describió la actitud ansiógena de la mujer en 1928. (Estadios tempranos del conflicto edípico). El temor de la niña está en relación a su propio cuerpo. Después de las primeras frustraciones orales, la niña se separa del pecho y desea recibir satisfacciones del pene paterno, según el modelo de la incorporación oral. Este pasaje de la investidura del pecho frustrador al pene, constituye el nucleo del complejo de Edipo. El pene del padre es vivido como retenido en el interior del cuerpo de la madre. Así dirige sus ataques sádicos contra ese cuerpo, el materno, poseedor de todos los objetos( pene- heces- niños).

Para Freud el complejo de Edipo en la niña lleva a odiar a la madre por no haberla dotado del órgano viril. La envidia es entonces por razones narcisistas mientrás que para Melanie Klein es erótica.

El Edipo femenino se instala a favor de las tendencias masculinas para Freud.(ecuación pene =niño).mientras que para esta autora se trata de elementos intuitivos femeninos. Toma de Karen Horney la idea de que el deseo oral es el prototipo del deseo vaginal. La niña debido a pulsiones vaginales receptivas, tendrá fuertes tendencias de incorporación. Si el pene paterno despierta ambivalencia, la mujer podrá multiplicar experiencias sexuales reales y fantasmáticas, para introyectar el buen pene y combatir el mal pene introyectado. Un coito satisfactorio o un hijo hermoso, pueden afirmar a la mujer en su lugar, igual que poder alimentarlo con buena leche.

El masoquismo femenino sería la torsión del sadismo contra los malos objetos internalizados. Los ataques al cuerpo materno generan sentimientos de culpabilidad y actos de reparación, que son la raíz de la sublimación. La vagina, investida por los temores  en relación al propio cuerpo, es así rechazada.(Se trata del investimiento del sadismo y no de las proporciones ligadas al tamaño del órgano real, como en Karen Horney). No está en juego el cuerpo real sino el temor a la retaliación, al castigo por el sadismo dirigido al cuerpo materno y vuelto contra sí misma).

Así, si bien la vagina aparece como un real, la exclusión de la misma está en relación con el temor a la retaliación, y por ende a la preocupación por el daño al propio cuerpo, no ya por el pene real, sino en relación a los objetos internos.

Dirá así que la niña tiene un precoz conocimiento de la vagina, pero éste conocimiento es rechazado en favor del clítoris que es revestido de manera femenina. El complejo de castración tiene dos motivos esenciales:, así como la envidia del pene: deseo de tener un órgano real que pueda ser sometido a la prueba de la realidad e insatisfacción ligada al deseo de incorporación del pene del padre, que lleva a la niña a identificarse con la madre (frustradora por el pecho que le niega y el pene que detenta). Ese momento determina la vertiente agresiva  de la homosexualidad, pero la identificación al padre puede tener también como fin reparar los daños infligidos a la madre, reemplazar el pene que le había robado.

Esa posición puede fijar el destino sexual de la niña. Según Melanie Klein el superyó femenino es más severo que el del varón. La introyección del pene es constituyente del superyo paterno. La ausencia de un pene activo aumenta la sujeción al superyó. El niño inviste su propio pene de la omnipotencia narcisística y la niña inviste de esa omnipotencia el pene introyectado del padre.

Ernst Jones

En 1927 Jones piensa que es necesario distinguir entre envidia del pene autoerótica preedípica y la erótica, edípica. Esto es entre envidia y deseo de pene.

Dividirá la fase fálica en protofálica (creencia en un mismo órgano infantil) y deuterofálica (división de ambos sexos entre fálicos y castrados).

La segunda fase sería una defensa de la niña frente a sus deseos edípicos. Afirmará:- “No encuentro razón alguna para dudar acá no menos para las niñas que para los niños, la situación edípica, en la realidad y en la fantasía, es el acontecimiento más determinante de la vida” Añadiendo: “Al principio él los creó macho y hembra”

En el mito bíblico, el principio al que se refiere Jones, una vez conocida la diferencia de los sexos, por haberse abierto los ojos de aquéllos que comieron del árbol de la Sabiduría, desaparece el nombre inicial, Varona, y recién allí, después se la nombra Eva.

Es decir que aún en el mito bíblico hay un momento previo a instituir a la mujer como Eva. Pero dejando el mito de lado, según Jones la fase fálica no es una fase normal del desarrollo del niño ni de la niña. Es un compromiso neurótico. Relación de los sexos con los deseos edípicos.

Ambos, el niño y la niña, desean castrar al padre del mismo sexo. El niño desalojar el pene del padre del interior de la madre, la niña robar el pene del padre.

En 1935, en  La sexualidad femenina precoz, Jones le responde a Freud, quién le objeta que no se puede pensar la envidia del pene como secundaria, porque eso lleva a la pregunta: de dónde se sacaría la energía de esta formación secundaria  defensiva si no se de estos deseos primarios.

Piensa con Melanie Klein que la represión de la femeneidad esta ligada en la niña en su temor y odio a la madre. Dirá entonces que el deseo de un hijo, no es una compensación por la falta de pene, sino que es un deseo femenino en sí mismo.

Introducirá también el concepto de afánisis (1927) a partir de dos preguntas: ¿Qué  en las mujeres corresponde al miedo a la castración en los hombres? y  ¿qué es lo que diferencia el desarrollo de las mujeres homosexuales de las heterosexuales?

Dirá que la amenaza de castración no es más que una amenaza parcial, respecto a la extinción total de la capacidad y goce sexuales en conjunto. En la mujer, siendo por razones “fisiológicas” más dependiente que los hombres que estos de aquellas, para su satisfacción sexual, temerán la afanisis bajo la forma de separación, de donde deriva el temor de ser abandonadas. Con respecto a la segunda pregunta, dirá que las homosexuales femeninas se dividen entre las que conservan cierto grado de interés por los hombres, pero quieren ser consideradas como uno de ellos(abandonan su sexo pero conservan su objeto, la mujer se identifica con el padre, buscando que le reconozcan su virilidad) y un segundo grupo: mujeres que no se interesan por el hombre, las mujeres representan para ellas su propia femeneidad de la que no pueden gozar directamente, abandonan al padre como objeto, después de haberse identificado con él.

La pareja representa su femeneidad proyectada y satisfecha por el objeto interno (padre) incorporado. Piensa así Jones que el estadio fálico es una defensa de las mujeres homosexuales, depende de la identificación en relación al sadismo del estadio oral.

La identificación al padre es común a todas las formas de homosexualidad. Es una forma de defensa más completa que la culpabilidad por el peligro a la afánisis que suscita la no  satisfacción de los deseos incestuosos.

Comparte así la posición de Karen Horney, sólo que ésta explicaba por la decepción lo que Jones explica por la afánisis.

No todas las mujeres se hacen homosexuales y esto es explicado por Jones, al igual que por Melanie Klein en relación a lo constitucional, en Melanie Klein monto de pulsión de muerte, en Jones erotismo oral y sadismo muy desarrollados.

Según Jones, hay una inevitable decepción de la niña con respecto a su deseo genital lo que engendra en la muchacha su temor a la afánisis, es decir la desaparición del deseo como tal. Debemos recordar, sin embargo, que para Freud no hay posibilidad de desaparición del deseo, por el desencuentro entre placer esperado y placer logrado, o para decirlo de otra manera, por que no hay posbilidad del encuentro del sujeto con su objeto. De esta manera Jones desconoce que un deso que no se satisface no desaparece sino por el contrario es la insatisfacción la que sostiene el deseo y esto es por estructura.

En relación al Complejo de Edipo sostendrá que hay algo que impide la unión incestuosa: la afánisis. Hay por lo tanto dos salidas posibles: si la mujer  renuncia al objeto, puede retener el sexo. Si renuncia a su sexo, o lo invierte, es para poder tener su objeto. La homosexualidad es explicada así: en vez de renunciar a su objeto-libido( el padre) renuncia a su sujeto- libido (su sexo).. La identificación es de esta manera la forma de retener el objeto.

Freud no postula un solo órgano, el pene, sino que habla de falo. Jones con su fase protofálica de ignorancia o inocencia y su fase deuterofálica en el que el mundo se separa en fálicos y poseedoras de clítoris, sostiene una correspondencia que presupone además el conocimiento temprano de la vagina.. Confunde así una exigencia teórica en una posición misógina.

Para Freud el destino  femenino de la libido queda signado por las viscisitudes que atraviesa el deseo en la fase fálica, en la que el sujeto se reconoce masculino o femenino. La femineidad para Freud es impensable fuera de las identificaciones edípicas, si bien en el caso de la joven homosexual, ubica un segundo tiempo, en la entrada de la pubertad.

Helen Deutsch aparentemente continua la línea freudiana, pero en forma analógica. El pene es el guía y fundamento de la noción de femineidad. Muestra la independencia del orgasmo  vaginal  de cierta idea de maduración.

Jones intenta recuperar la “verdadera femineidad” parta la teoría freudiana en la que el Edipo aparece como desvío o perversión fálica. Hay un ideal de complementariedad que es leible en la manera que expone el concepto de afánisis.

Joan Riviere

Intenta dar cuenta de la idea de femineidad como máscara. Su apuesta  es demostrar que las mujeres que tienen anhelos de masculinidad pueden portar una máscara de femineidad, a fin de evitar el castigo de los hombres por intentar ocupar su lugar.

Cita el caso de una mujer intelectualmente brillante, que después de una charla o conferencia tiene la compulsión de seducir a los hombres, hombres cuyo estatuto para ella es el de un padre al que hay que aplacar.

Dirá que esa femineidad podría ser algo simulado. Esa máscara cumpliría una doble finalidad: ocultar la posesión de la masculinidad y evitar las represalias que inevitablemente se tomarían contra ella.

Su pregunta es por “el eterno femenino”(Ewig Weibliche). Sitúa la cuestión fuera del conflicto homosexualidad/ heterosexualidad. La femineidad surge como algo difícil de delimitar.

Se presenta como un comportamiento ligeramente exhibicionista . El revestimiento de la máscara de la femineidad exhibe lo que ella no es.

La pregunta final es que diferencia una verdadera femineidad de la máscara. Quizás la única es la compulsión ya que si no existiera ésta, en el caso de la paciente que describe la femineidad es su máscara.

Será nuevamente el sadismo, como en otros autores posfreudianos el que explique las diferentes modalidades de presentación de los cuadros clínicos.

Bibliografía:

Eric Laurent: Posiciones femeninas del ser en  Sexualidad femenina.Colección orientación lacaniana Edita E.O.L. 1994,Buenos Aires. Y (*) Notas sobre Seminario dictado en París.  De igual nombre,1993
Erst Jones, K. Horney, y otros.Psicoanálisis y sexualidad femenina. Editorial Hormé. Nro. 54, Buenos Aires.
H. Deusch- J. Riviere y otros.Psicoanálisis y desviaciones sexuales. Editorial Hormé. Nro. 56, Buenos Aires.
Moustapha Safouan.La sexualidad femenina, según la doctrina freudiana.
J. Chasseguet -Smirgel.La sexualidad femenina.

 

 
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