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La confesión y el dispositivo analítico

-Lo indecible y el secreto-

por Enrique Acuña

 

Moi, Je la verité, je parle.

Jacques Lacan

Freud, “un judío sin Dios” como titula Peter Gay su libro, tenia dos argumentos para diferenciar el equívoco de la palabra y el secreto del silencio, es decir, el psicoanálisis como diferente a la confesión . Un argumento primero es la relación del inconsciente freudiano al Otro de la ley jurídica y el segundo, la relación al Otro de la religión cristiana.

Lo inconsciente y el Otro juridico

El primer argumento tiene como Otro al discurso jurídico y la cuestión de la criminología. Freud lo desarrolla en una conferencia pronunciada en el seminario del profesor Loffler –un jurista vienés – en 1906. Se trata de “el psicoanálisis y el diagnostico de los hechos en los procedimientos judiciales”.

Luego de situar los efectos del asociacionismo de Wundt en la psicología forense con las pruebas a los testigos Freud lleva el problema de la palabra usada como estimulo para sugerir una respuesta de culpabilidad. Si esas técnicas forenses intentaban una suerte de maquina de la verdad para provocar en el acusado, en el mejor de los casos, una “autodelación objetiva”, o la confesión de la culpa de un delito.

Freud demuestra que existe una intencionalidad inconsciente, mas allá de los motivos aparentes de la voluntad. Diferencia entonces al histérico quien ignora lo que sabe, parea quien el secreto esta oculto para si mismo, del delincuente que sabe y simula ignorar en la coartada. De modo que presenta al analista como solidario al juez en el mismo arte detectivesco de buscar el detalle y descubrir los índices de verdad (por omisión, error, actos fallidos). Esto supone que la verdad jurídica no es la misma que la del inconsciente. En profundidad, Freud induce a pensar que la hipótesis del inconsciente subvierte la teoría de la decisión en juego.

Dira Lacan al respecto en su escrito El psicoanalisis y su relación con la criminología: “Agreguemos que si el recurso a la confesión del sujeto, que es una de las claves de la verdad criminológica, y la reintegración a la comunidad social, que es uno de los fines de su aplicación, parecen hallar una forma privilegiada en el diálogo analítico, es ante todo porque este, al podérselo impulsar hasta las mas radicales significaciones, alcanza a lo universal incluido en el lenguaje...” y agrega-: “el alcance de esta dialéctica que esconde los partos de nuestra sociedad y en la que la sentencia paulina recobra su verdad absoluta.”

Pero mas adelante –en Aún- Lacan supone que la confesión del fantasma neurótico no se hace sino por negación: ya en Freud se trata de “el asesinato del hijo como base de la religión de la gracia (...) marcó bien que ese asesinato era un modo de denegación que constituye una forma posible de la confesión de la verdad.”

En su seminario RSI lo reitera como: “una verdad negada tiene tanto peso imaginario como una verdad confesada: Verneinung como Bejahung.”

Este también presentado como la lógica de la pareja infernal entre el Inquisidor y el Hereje:

“el herético no es aquel que se equivoca, que está en el error, "errare humanum est", sino aquel que persevera, es decir aquel que es un relapso, el que repite, es decir aquel que dice "Yo digo y yo repito" es decir aquel que postula un "yo" del que responde otro "yo" diabólico – "errare diabolicum".

Y efectivamente, ese "yo" de la enunciación es diabólico porque se torna inaprehensible: el diablo no siempre miente. Si mintiese siempre acabaría por decir la verdad.(...) el Inquisidor se da perfecta cuenta de lo que se trata, es decir de una articulación entre los dos "yo", en el nivel de ese S de A barrada. Y es por eso que, diga lo que dijese, no exige del herético su confesión sino su retractación.”

El Otro confeso de la religión cristiana

En su texto de 1926 ¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis? Diálogos con un juez imparcial: «Comprendo -dice nuestro imparcial oyente-; supone usted que todo neurótico oculta algo que pesa sobre él, un secreto; dándole ocasión de revelarlo, descarga usted de tal peso y alivia su mal. No se trata, pues, sino del principio de la confesión, utilizado de antiguo por la Iglesia católica para asegurarse el dominio sobre los espíritus.(...) Sí y no, hemos de replicar. La confesión forma parte del análisis; pero sólo como su iniciación primera, sin que tenga afinidad ninguna con su esencia ni mucho menos explique su efecto. En la confesión, dice el pecador lo que sabe; en el análisis, el neurótico ha de decir algo más”

El dispositivo confesional cristiano se acerca a un método de verbalización que oscila entre la culpa y castigo. Logra su eficacia por localizar una culpabilidad que toma el lugar de la causa del pecado.

Desde el Concilio de Trento y la contrarreforma se legaliza como Sacramento de la reconciliación con Dios a través de sus ministros, que tiene pasos reglados:

1 -examen de conciencia, que implica el reconocimiento de una falta humana.

2- el dolor y el arrepentimiento por los pecados cometidos

3- el propósito de enmienda

4-la confesión verbal a un tercero representante de la iglesia.

5-el cumplimiento de la penitencia y la consecuente Absolución por el perdón.

En este recorrido de la palabra la eficacia de desangustiar se basa en por localizar una culpabilidad que toma el lugar de la causa del pecado y la angustia que este produce al religioso y dá forma al secreto como guardado.

Para Freud es una técnica de sugestión basada en la ilusión. Esto podría usarse al inicio primero del análisis pero luego se opone a la regla de la asociación libre –“diga todo, incluso lo prohibido- que es un mandato imposible. Sin embargo permite que surja en un segundo momento la interpretación donde el todo inicial se reduce a una formula mínima que Lacan nombra como “No te lo hago decir”.

Esta operación propia del dispositivo analítico es un movimiento que transforma la palabra vacía y su blablabla a un decir mas justo. A la pregunta quíen habla? responde un responsable de lo dicho y a la vez un resto, que no es secreto ni inefable sino indecible.

El confesor y su dama -un preciosismo del Heptamerón

Margarita de Navarra –reina, mistica y poeta- relata las paradojas de la confesión en sus cuentos del Heptameron demostrando que el secreto guardado se puede volver contra quien oye y a la vez deja un resto perdido, como forma de lo indecible.

El cuento se llama “La extraña y nueva penitencia impuesta por un confesor franciscano a una joven doncella”.

En el contexto histórico medieval la condesa de Egmont pide un confesor franciscano para ella, su hija y su consorte. El predicador mas notable del convento la escucha en una capilla bien cerrada para que la confesión fuera mas secreta. El sacramento llevaba la consigna de la penitencia para la pecadora y el guardado secreto para el sacerdote. Llegado el turno de la doncella , cuando el buen padre supo algunos de sus secretos, tuvo deseos y audacia –dice Margarita- de imponer una penitencia desusada:

- Hija mia, son tan grandes vuestros pecados que para su reparación os impongo como penitencia que lleveis mi cordón –es decir, su lazo de cinturón casto- sobre vuestra carne desnuda .

La joven que no quería desobedecer respondió: damelo padre, que no dejare de llevarlo,

El cura agrega: -No estaría bien en vuestras manos, es menester que sean las mias, de las que habeis de recibir la absolución, las que os ciñan primero, y después sereís absuelta de todos vuestros pecados.

La joven respondió llorando que no lo haría ¿Cómo –respondió el confesor- sois acaso una hereje que rechazais la penitencia como Dios y la Iglesia mandan?

- Yo me confieso como manda la iglesia, quiero recibir la absolución y cumplir la penitencia, pero no quiero que me pongais las manos encima, porque si es asi rechazo vuestra penitencia”

-Pues entonces no puedo daros la absolución...”

La doncella no comulga y cuenta lo sucedido a su dama . Por un efecto de ficción Margarita hace el final del cuento sea el triunfo femenino ya que es la condesa –cual dama cruel del contrato cortes- quien castigará al sacerdote con azotes, diciendo: Estos franciscanos son los peores...con las jóvenes y en una noche de Navidad .

A lo que el prior del convento responde: Que sea la noche de navidad es la mejor excusa! Porque ocupando el lugar de José junto a una virgen hermosa, lo que deseaba el fraile era intentar hacerle un niño para representar el vivo misterio de la Natividad!

Lo cómico no deja de mostrar la eficacia del secreto develado, y a la vez el poder del hecho de hablar de sexo como lo prohibido, dejando en la risa de la dama el verdadero goce de lo que no se puede decir porque la verdad es imposible de aparecer como un todo.-

Protesta de Foucault al psicoanálisis

La Historia de la sexualidad y en especial La voluntad de saber –1976- describe en rigor las transformaciones del discurso del poder y el saber sobre la verdad del sexo. Foucault sostiene una hipótesis represiva sobre el saber sexual basada en una prohibición de origen social. Sugiere fechar en la Ilustración el surgimiento del imperativo de “hablar de sexo”. La sexualidad pasa a ser un derecho a decir y oir, creando dispositivos de control que pretenden una sciencia sexualis (al contrario del ars erótica cuyo fin es el placer), y su método es la confesión. La Iglesia sería una de las instituciones que inducen a esa palabra secreta sobre el sexo como paradigma del pecado de la carne.

Desde el siglo XVII tres códigos explícitos regulan las relaciones entre los sexos: el derecho canónico, la pastoral cristiana y la ley civil. Son el “proyecto de una puesta en discurso del sexo”, “ la confesión es obligación fijada, como punto ideal para todo buen cristiano”... “Se plantea un imperativo: no solo confesar los actos contrarios a la ley, sino intentar convertir el deseo en discurso”. De modo que la lista de pecados graves se leen en clave sexual: las relaciones extramatrimoniales, el adulterio, el rapto amoroso, el incesto espiritual o carnal, la sodomía... en fin, debajo del libertino social esta el perverso sexual.

Enumera luego las estrategias de dominio y dispositivos de alianza: histerización del cuerpo de la mujer, pedagogía del sexo del niño ,control de las conductas procreadoras, psiquiatrización del placer perverso, que conducen a lo que mas tarde llamara biopolítica.

En ese devenir medieval, la aveu, declaración escrita por el cual el siervo contrataba con el señor feudal o el trovador con la dama del amor cortes, se desplaza luego a una técnica religiosa de “hacer decir” lo verdadero que en otros ámbitos podía implicar la coerción y la tortura. En su vertiente transmisible, la confesión mas tarde se generaliza con la literatura autobiográfica como ascenso del yo del autor a la confidencia pública de su goce.

La protesta de Foucault al psicoanálisis radica en ubicarlo en serie con esos dispositivos confesionales de alianza al poder de la familia. Cito: “en la pastoral cristiana la ley de la alianza codificaba esa carne que se estaba descubriendo y le imponía desde un principio una armazón jurídica, con el psicoanálisis la sexualidad da cuerpo y vida a las reglas de la alianza saturándolas de deseo”.

La arqueología de saber sobre la sexualidad que Foucault teje en el texto –dice Jacques-Alain Miller tiene un límite al hacer del origen del psicoanálisis, un origen religioso. En lugar de construir la sexualidad como palanca de apoyo, piensa la salida de los dispositivos de control a partir del ascenso al placer, idealizando el cuerpo erógeno.(véase el “cuidado de si mismo” ). Asi , este cuerpo de placer plural es una utopía realizada en un cuerpo fuera del sexo como límite dele lenguaje, fuera de la castración, que queda en consecuencia también fuera del psicoanálisis.-

Silencio con palabras

Germán García comentó en su curso del 2003 –La experiencia analitica -tiempo, silencio, palabra- el libro de Vincent Descombes, L’inconscient malgré lui, señalando el eje sincrónico que va del silencio a la palabra. El autor utiliza un esquema donde le lenguaje vá de un extremo -el grado cero, lo indecible- a otro, donde ubica lo dicho.

Por otro lado esta lo no dicho como prohibido, pasando por lo abyecto y el secreto. Estas modalidades de la palabra conducen a que un secreto puede ser guardado y es eso lo que se confiesa, y luego queda lo perdido que situa el lugar de lo reprimido, capaz de retornar en el enunciado.

Lo no dicho ----indecible------------------enunciación

----prohibido --------------abyecto

--------------secreto ---------guardado----confesión

---perdido------reprimido- Urverdrang / Unerkannt

Lo dicho ----------------------------------enunciado

Sobre lo Unerkannt –no reconocido- se tejen las metáforas de lo indecible: el ombligo del sueño, lo insondable , un limite de donde Freud dice “se eleva el deseo del sueño como el hongo de su micelio”.

Luego Lacan agrega en su “Respuesta a Marcel Ritter” una metáfora electromagnética que es la “constante rotacional”, circulo aspirativo que hace un agujero como fuerza de atracción.-como el orificio donde se desagua una bañadera, cuando se extrae su tapón. Tambien es la cicatriz de un corte y como los agujeros del cuerpo delimitan la fuente de lo real pulsional.

Ese punto de indecible será aquello que cae bajo la represión primaria - Urverdang- el lugar de donde surge una metáfora: separarse del objeto es como dejar el abrigo en el perchero. Por otro lado ese negativo del prefijo Un designa lo que no puede decirse, ni escribirse .

Por lo tanto el dispositivo analitico no es confesión de un secreto guardado sino la explotación de la potencia que encierra lo perdido. El final de ese recorrido supone la creación de una metáfora: ejemplos serían el recuerdo involuntario de Proust, los sueños de Bioy Casares, las correspondencias de Baudelaire, y se puede agregar a esta lista las homofionias de Lacan, dice Germán García y agrega “descubrir alguna cuestión que uno coloca en el lugar donde saca el tapón de sus secretos”.

Francoise Fonteneau en la ética del silencio demuestra que no es el inefable silencio mistico de San Juan de la Cruz que escribe “Solo el que por ello pasa lo sabrá sentir, mas no decir”, sino un llamado al silencio que Lacan evoca alguna vez con la pintura de Munch El grito donde hay una boca que dice algo más, como en este poema:

En el hueco abierto de un rostro, hay la boca, ahí el grito, ay silencios.-

 

Bibliografía:

-Jacques Lacan: El triunfo de la religión –precedido de Discurso a los católicos- Ed Paidos, Bs.As. 2005.-

- García Germán: Cartografia de la repetición –trasfondo religioso y lazos familiares. En revista Conceptual N 6 , La Plata, 2005.-

-Margarita de Navarra: Heptamerón-Ed Catedra-Madrid , 1991.-

-Trias, Eugenio: La religión - Coloquio de Capri- Ed Eudeba

-Michel Foucault: Historia de la sexualidad- La voluntad de saber-Ed. Siglo XXI, 1977.

-Jacques –Alain Miller: Michel Foucault y el psicoanálisis. Revista Dispar 1-Bs As 1998

 

 
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