Germán García - Archivo Virtual / Centro Descartes, Buenos Aires

La risa de los que vendrán

# (29 de diciembre 2018). La risa de los que vendrán. Por C. Mazza. Recuperado de https://www.sinthomaycultura.com/german-garcia/

Germán García es un efecto del discurso analítico. Esa vida física, que hasta hace poco se movía por una zona muy precisa en Buenos Aires, supo deambular a los diecinueve años por Río de Janeiro. Sin amigos ni dinero ni mujer, en continuación con la Nada. Como quién llega a una vida, con ese deambular arrojado, despejó otra cosa: una ditmansion, un lugar para vivir. La lectura de H. Miller le dio letra a ese primer periplo. Así, el júbilo de la necesidad se cifró en su escudo de armas. Entonces el busca juega a entrar en la escena del mundo con “el orgullo de la lectura en la jactancia desoladora de escribir” (1). De repente encuentra, en Ferdydurke de W. Gombrowicz, la risa. Sin nada que esperar, insolencia absoluta, este goce se impone como provocador de una creación. ¿Qué hacer para no morir de risa? ¿Contenerse con un trabajo, inventarse un estado civil? Tal vez sí, pero a condición de apoyarse en el acontecimiento. Sobreviviente al fin, escribirá: “Hoy, primero de febrero de 1979, vuelvo a reír de la misma forma cuando experimento algún libro de Gombrowicz y recupero en el eco debilitado de mi risa actual el eco siempre renovado de aquella risa absoluta”. Esa risa será clave en su inventiva, con ella en-corps, se incorpora en el discurso analítico al mismo tiempo en que lo recrea, lo divierte. Referirse al psicoanálisis es una decisión, es el cero de la decisión. El cero, concepto no idéntico a sí mismo, no precisa subsumir ningún objeto, ni árbol genealógico, ni patria de origen. “Vengo de la literatura”, deslizará Germán García en ocasión de entrevistarse con Jacques Lacan. Frase a la que le agregará años después: “era menos patético que decir vengo de la Argentina”. Tal vez porque la filiación a la referencia de Jacques Lacan no precisa enarbolar ninguna heráldica, Germán juega con la metáfora al sustituir el país natal por la República de las Letras.
En una oportunidad, a comienzos de los ‘90 en Barcelona, en una suerte de “Presentación”, en un Homenaje a Oscar Masotta, Jacques-Alain Miller escribe sobre el estilo de Germán en los siguientes términos:
“De la enseñanza de Lacan ha presentado siempre una imagen de alto color y, a la vez, una demostración viviente de que se puede ser fiel a la enseñanza de Lacan y a la vez, no perder nada de su personalidad, su estilo y su dinamismo (…) hay de manera evidente un contraste entre este largo recorrido y lo que aparece como su constante juventud y entusiasmo. Ya es una obra que tiene una consistencia impresionante y es notable que nadie piense que hemos elegido a una persona que tiene una obra detrás de él. La tiene enfrente, no conozco a nadie que esté menos de vuelta que Germán García.”. Sagacidad del retratista, al señalar la juventud como obra inacabada.
No deja de conmoverme, luego de este 26 de diciembre -leyendo innumerables mensajes, textos, micro relatos y declaraciones-, verificar cómo la referencia Made in Germán se incorporó en esas vidas. Hay quienes se sirven de él para pasar a otro discurso o bien a otra conversación.
La risa de Germán García, esa pizca buscavida, cuya falta haría vano el universo del psicoanálisis, designa su encarnadura, una forma de dejar que el discurso analítico se instale en su vida y pase a la vida de quien quiera tomarlo.
GG: “Gombrowicz, cómico de la lengua”, revista escrita, agosto 1981, Córdoba.
*Jacques Lacan, Posición del inconsciente, Escritos 2.

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